Amy Winehouse, la excesiva diva del siglo XXI, la última en ingresar en el luctuoso club de estrellas del rock fallecidas a los 27 años.
Londinense de familia judía excesivamente rica,sus excesos empiezan precisamente con el beneplácito paterno de una vida desahogada y llena de caprichos, en la que Amy se cansaba constantemente de experimentar.
Excesiva en su look, a mitad de camino entre las pin Up de los cincuenta, las Be Bop de los sesenta y las presidiarias de brazos totalmente tatuados. Marcando tendencias y actitudes.
Excesiva en sus adicciones: alcohol, anfetamina,heroína, coca, marihuana todo valía en su parecer,( uniéndose además a los más descerebrados del lugar como su marido Blake Fielder-Civil) y excesivos los escándalos, detenciones y estados de ebriedad absoluta en sus shows.
Y excesivo pero escaso por lo sublime su legado musical, soul, jazz, pop, todo pasado por su espectacular voz e impronta, su manera de vocalizar, marcando estilo, cogiendo el añejo soul y haciéndolo suyo con letras desgarradoras y urbanas en himnos como Rehab, Back to Black, You Know I’m No Good, Just Friends o Love is a Losing Game.
Excesiva en el legado tan importante que deja, el cual, lejos de ejemplificar, agranda aún más la leyenda negra de los mitos del rock.
Excesivo el recuerdo imborrable de su estremecedora voz.
They tried to make me Go to Rehab But i said no, no, no…!