Talking Heads. Qué gustazo hacer un post sobre este grandísimo grupo, innovador transgresor,iniciador de tendencias, caminos nuevos e inexplorados hasta entonces e imaginativo y creativo hasta decir basta.
Un nombre propio destaca sobre el resto: David Byrne, el enorme, histriónico e irrepetible genio escocés afincado en USA que guió a sus compañeros de la Escuela de Bellas Artes de NYC Tina Weymouth, Chris Frantz y Jerry Harrison hasta lo más alto del Olimpo de la música de los setenta y ochenta.
Unos primeros años con un estilo punk con elementos dance e indicios de lo que sería la new Wave de la que se les considera precursores, con temas como Psycho Killer (mi favorita) o Take Me to The River, deja paso a una etapa con Brian Eno de productor, donde preponderan los sintetizadores y un sonido más ochentera. Prueba de ello son este Once in a Lifetime, Burning Down The House, And She Was o Road To Nowhere.
Ya en 1986 encuentran su momento más importante a nivel mainstream con temas como Wild Wild Life, uno de los más conocidos y de los que más pegó en ventas y en radio fórmulas.
Pero la verdadera herencia de esta grandísima banda y su carismático líder fue su aportación inestimable a nivel creativo, sus gritos, sus gestos, sus letras, sus poses, su constante desafío a lo establecido y a quienes lo establecen. Grandísimos e inolvidables.
Once in a Lifetime…!